No todo lo que vende el mercado como tal es Coaching
Compruebo cada día la diversidad de usos que se le da a la palabra «Coaching». En momentos puntuales incluso contemplo esta realidad con desánimo, y lo que siempre siento es que, además de dar a conocer esta práctica novedosa en el mercado, hay que dedicar ingentes energías a distinguirlo de otras cuantas -estupendas por otra parte- que se han refugiado bajo el paraguas del nombre.
Coaching hoy en día puede ser todo o casi todo, hala, a la carta, que la imaginación es libre:
profesionales veteranos que llevan toda la vida dedicándose a una actividad muy loable, la que sea, de repente reemplazan el nombre por el de coaching. Para muestra -y diré el pecado pero no el pecador-, leía hace poco el índice del programa de un curso de habilidades de liderazgo que organizaba un colegio de ingenieros. Lo llamaban «Curso de Coaching» o algo así, cuando, repito, se trataba -y muy someramente- de formación en habilidades de liderazgo.
Llevado al extremo jocoso, hasta el amigo que te escucha y te aconseja te puede llegar a decir que te ha hecho un coaching…
¿Qué impacto tiene eso?: pues el evidente «río revuelto», la confusión de ideas de los clientes interesados, donde los pocos que de momento se atreven a pescar lo hacen a barullo y sin criterios claros con los que poder elegir un Coach, y luego poder decidir si el servicio ha sido bueno o si lo que le han provisto es coaching o clases de baile (es un decir).
El propio término mueve a confusión más que a claridad. «Coaching» es en inglés «entrenaniento», y puede serlo de cualquier cosa; por ejemplo, los coaches son en los países anglosajones lo que aquí los entrenadores de los deportistas, los «misters» de turno. Otro día hablaré de Timothy Gallwey, entrenador -coach- de deportistas de elite, quien tuvo mucho que ver en el nacimiento de nuestra disciplina; por hoy baste decir que entrenar es como opinar: todo el mundo se cree capacitado para opinar, como todo el mundo se cree -y en muchos casos lo está- capacitado para entrenar en algo a otro, y de ahí que cada quien pueda considerarse, si quiere, un entrenador. El paso a llamarse «coach» es muy pequeño, y muchos lo saltan. Pero cuando el maestro entrena al niño a tocar la flauta en clase de música, no le está haciendo coaching, ¿verdad?. Pues eso.
Para no cansaros, dejaré para futuras entradas el ir distinguiendo Coaching de otras disciplinas y prácticas.
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Maite Inglés es Coach Profesional desde 2006, en coaching personal, de ejecutivos, equipos y negocios. También ejerce el coaching terapéutico apoyándose en EMDR e Hipnosis. Acreditada PCC por ICF. Mentora de ejecutivos y negocios, y Mediadoraen conflictos civiles, mercantiles, organizacionales (intra e inter) y familiares. Economista, MBA y DEA doctoral en gestión de emociones, resiliencia y Psicología Positiva. Trabaja en español, inglés e italiano.
1 Comment
Luis Miguel Pascual
Hola Maite:
Parece que voy a tener el honor de hacer el primer comentario. LO primero, gracias, porque charlar contigo es enriquecedor y tiene un efecto tranquilizante y empoderador (me ha gustado mucho ese concepto) que sigo percibiendo al leerte.
Lo segundo, bienvenida a la blogosfera, si hay algo que proporcionan los blogs como el tuyo es la excusa para tomarse el tiempo para pensar, esa excusa que nunca tenemos a mano para hacer lo que deberíamos hacer: pensar más.
Te enlazo en mi blog.
Un saludo.