Beneficios del sueño sobre el desempeño o “Consúltalo con la almohada”, tercera y última parte de “A otra cosa, mariposa”
Como a todo ser humano, los episodios placenteros me dejaban menos huella memorística y menos prolongada que los inquietantes.
En esa ocasión, me desperté acuciada por la necesidad de ir al baño. ¡Por Dios, qué fatalidad! Hice lo posible por contener las ganas, pero, al rato, insomne, no pude más y salí despacito de mi dormitorio, sin hacer ruido, con los ojos casi cerrados por precaución, tanteando a ciegas el camino.
Volví igual de rauda y sigilosa a mi cama, pero esa misma noche soñé luego que, en el trayecto, había sorprendido a los Reyes Magos desde el pasillo y que éstos, enfadados y desilusionados por haberme pillado deambulando en noche tan mágica, me habían dejado sin regalos como castigo por haberlos visto.
Pero fue durante los estudios de Psicología, hace unos diez años, cuando al fin supe más. De ello, os cuento cosillas.
– La teoría de la recuperación dice que dormimos para recuperarnos del desgaste que supone la actividad diurna.
– La teoría circadiana defiende que dormimos por una cuestión filogenética de conservar la energía y necesitar menos alimento.
Estas investigaciones arrojan ciertas hipótesis acerca de lo que ocurre mientras dormimos que me parecen verosímiles. En concreto, las dos siguientes:
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Durante el sueño se produce un reprocesamiento de acontecimientos vividos durante los días o semanas anteriores, sobre todo de aquellos que han tenido un impacto emocional en nosotros.
El objetivo último de este reprocesamiento es el de asimilarlos e integrarlos armoniosamente en la imagen que tenemos del mundo y de nosotros mismos.
Enlazo esta hipótesis con los sueños inquietantes y recurrentes que se tienen sobre algún hecho del pasado, el cual nos produjo un impacto o trauma emocional.
Pequeña digresión: por trauma, me refiero aquí a la acepción, del griego clásico, de mera herida, no lo magnifiquéis al significado actual de gran herida.
El impacto emocional que provocó en nosotros el acontecimiento tuvo como consecuencia que quedara atrapado en nuestra masa gris sin procesarse y, así, lo soñamos y re-soñamos con la esperanza, entiendo yo, de que se “acomoden” los elementos que lo componen, y así la herida se disuelva y se vaya de nuestras vidas.
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Al dormir, se consolidan los aprendizajes, se fijan en el cerebro para que no se pierdan con rapidez, pasan de la memoria de trabajo a la memoria a largo plazo.
De ahí, entre otras cosas, los consejos de dormir bien y suficiente antes de una situación de examen o de necesidad de tener los sentidos alerta a pleno rendimiento.
Además, durante las etapas MOR-movimientos oculares rápidos (REM en inglés), aquellas etapas en las que soñamos, algunas zonas cerebrales están incluso más activas que cuando estamos despiertos.
Pista de que, mientras dormimos, están pasando cosas que escapan a nuestro control pero que tienen su efecto más adelante, en la vida despierta, efecto este tanto más visible cuanto más atentos estemos a él.
Como vimos en el post anterior, «Tu inconsciente es más consciente que tú», cuando no encontramos una solución a un asunto, las piezas del rompecabezas no se diluyen al retirar la atención.
Por el contrario, se mantienen accesibles en la memoria de trabajo y, durante el sueño, algunas áreas cerebrales, libremente y sin la presión que imprime la atención deliberada, siguen elaborando sobre el puzzle buscando soluciones.
Mi sueño sobre los Reyes Magos, quién sabe si no estaba consolidando el valor de la honradez, el de cumplir lo que se promete, la lealtad, el no hacer trampas, o algún otro.
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1 Comment
Antonio
Muy buen artículo, yo que soy nuevo en el medio con la licenciatura en Administración y finanzas en la UTEL y trato de encontrar toda la información que me sea útil, te agradezco esta aportación.