Puntualmente, me detengo a repasar cómo llegan las personas a mi blog, y para ello miro las palabras o frases que introducen en Internet. En cierta ocasión, alguien tecleó “cómo saber si soy bueno en algo” y el buscador le llevó a la entradilla “Soy bueno en lo que hago”, ¿pasa algo?” que escribí sobre Tim Hetherington, reportero gráfico anglo-norteamericano muerto por aquel entonces en Libia durante un asalto.
En ese artículo yo hablaba de no tener miedo a reconocer pública y privadamente que somos buenos en algo, no de cómo averiguar cuáles son nuestros talentos, que era lo que buscaba mi anónimo lector. Su frase, más bien anhelo, me despertó mucha ternura y deseo de responderla.
En la vida se puede ser bueno en varias cosas, no en una sola. Algunas veces esas áreas están relacionadas, o las relacionamos nosotros mismos llegando a construir campos específicos del saber. Otras veces son actividades inconexas o que queremos mantener como tales, por ejemplo la dirección general y la fotografía. Interrelacionadas o no, lo diferencial para saber si eres bueno en algo se apoya, para mí, en una cuaterna de características.
La primera es si estar inmerso en esas tareas te da energía o te la quita.
Hay ciertas pistas que te permiten saber si una actividad te da energía. Fíjate si en ella despliegas pasión, alegría; si la actividad tiene sentido per se; si te inunda la sensación de aprovechar el rato, si se te pasen las horas muertas cuando estás trabajando en ella, si experimentas una sensación de flujo; si vienen las ideas con facilidad y eres capaz de desarrollarlas e integrarlas con otras; si sientes el deseo de avanzar y descubrir más sobre ese área de saber; o si percibes unidad entre tu quehacer y tus valores y sentido de trascendencia.
Actividades que te quitan energía son aquellas en las que te aburres, se te hacen cuesta arriba, no les ven sentido, te irritan o entristecen, o sientes que estás perdiendo el tiempo.
Aparte la energía, la segunda característica importante para mí tiene que ver con la facilidad con la que desempeñamos la actividad. ¿Nos cuesta, nos sentimos perezosos o torpes ante ella o, por el contrario, ejecutamos sin grandes atascos y nos sentimos ágiles, livianos, como si voláramos?
La tercera cuestión son los resultados. Éstos suelen asociarse tanto con la energía como con la facilidad, pues algo que se desempeña sin grandes dificultades, sin tener que cavilar o rehacer cada paso que damos, es más probable que derive en resultados, y que éstos sean de calidad y/o se consigan en un tiempo menor que el que emplean otras personas.
Antes he mencionado de pasada la palabra “valores”. Ahí está la cuarta cualidad que puede hacernos buenos en una actividad, A veces no somos buenos en algo porque ese algo choca con nuestros valores morales, con nuestro sentido de la justicia, por ejemplo. Y nos rebelamos y no queremos seguir el juego, y a veces la única manera que encontramos para salir del dilema moral que nos aqueja es hacer mal lo que nos han encomendado, para que no nos lo encomienden más veces.
Yo recomiendo pasar esos cuatro filtros a aquellas actividades sobre las que nos surjan dudas acerca de nuestras competencias.
Y que los tengamos en mente a la hora de imaginar o elegir nuevos campos de actuación. Esto último no siempre es fácil hacerlo uno solo, si te atascas vente y lo resolvemos.
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Maite Inglés es Coach Profesional desde 2006, en coaching personal, de ejecutivos, equipos y negocios. También ejerce el coaching terapéutico apoyándose en EMDR e Hipnosis. Acreditada PCC por ICF. Mentora de ejecutivos y negocios, y Mediadoraen conflictos civiles, mercantiles, organizacionales (intra e inter) y familiares. Economista, MBA y DEA doctoral en gestión de emociones, resiliencia y Psicología Positiva. Trabaja en español, inglés e italiano.
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