Maite Inglés es coach, psicólogo y mediador

«Hago fácil y breve lo que mis clientes creían difícil y largo: consiguen su cambio personal o profesional con el menor esfuerzo por su parte».

Mi método de trabajo viene dictado por la experiencia contrastada de qué funciona mejor. 

El esqueleto básico del método se compone de tres pasos que se van iterando y puliendo en un avance dinámico.

Ese esqueleto, claro, se cubre con un sinfín de herramientas y conociemientos y experiencias acumulados.

1. ESTABLECER OBJETIVOS

Lo primero es acordar con el cliente el objetivo concreto que quiere trabajar. A veces, al principio no sabe expresarlo, viene simplemente con un malestar, una sensación de no logro, de incomodidad, de un obstáculo que le impide avanzar; o de frustración. Hasta de ahogo. 

Si no sabe definir su objetivo, le ayudo a descubrirlo. Puede no ser definitivo, pues a veces cambia, evoluciona o se amplía a lo largo del proceso.

objetivos de crecimiento y desarrollo

2. ESCUCHAR

El segundo paso del método es escuchar qué cuenta el cliente y cómo lo cuenta, su narrativa de las cosas que le suceden. Indagamos solo lo que es imprescindible, aunque normalmente los clientes se sorprenden de lo mucho que revelan: “no pensé que fuera a contar tanto”, suelen decirme.

Según escucho, vamos profundizando en qué ocurre, cómo y cuándo ocurre, y de dónde proviene lo que ocurre. Este esquema, básico y potente, no es nuevo, se utiliza desde siempre. Sin embargo, como a veces a la gente se le olvida, se bautizó hace pocos años como el «Golden Circle».

método de trabajo transormador

A la par que el cliente desgrana lo que ocurre, va desvelando sin darse cuenta sus creencias, sus mapas mentales, su concepción del mundo, de las personas, del futuro, del trabajo. El cliente va entendiendo, y entendiéndose, su cerebro va abriéndose a nuevos insights (descubrimientos).

3. ACTUAR

Paralelamente, vamos trabajando las alternativas de acción. Para cada una de ellas, construimos acciones de pequeño esfuerzo y alto impacto que el cliente va implementando con facilidad.

¿POR QUÉ FUNCIONA EL MÉTODO?

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Mis procesos funcionan por varios motivos fundamentales. Algunos de ellos son atribuibles al método y a la manera de trabajar.

Aparte el esqueleto básico mencioado, uno de los motivos de éxito es que yo sigo al cliente, no es él quien me sigue a mí. Si mi intervención fuera directiva, yo marcaría el ritmo, los contenidos; hasta las propuestas de cambio saldrían de mí.

Sin embargo, mi método de trabajo es no directivo, porque comprendo y defiendo que solo las iniciativas que salen de dentro de uno mismo son verdaderamente potentes y movilizadoras. 

El/La cliente marca, a veces sin darse cuenta, el ritmo, los contenidos, los giros. Yo le sigo, atenta siempre a que el camino que tomemos lleve la dirección del objetivo que se ha propuesto.

A la vez, cuestión imprescindible, le doy el espacio de libertad que necesita para reflexionar sobre sí mism@ y plantear sus cambios de paradigmas, de creencias, hábitos, recolocar sus miedos, etc.

En cada sesión de trabajo, tratamos la inquietud perentoria que trae el cliente ese día, lo que le interesa o le aprieta el zapato en ese momento. Siempre, procurando encuadrar este contenido dentro del marco del objetivo final que se ha planteado.

Para que no haya renuencias o atascos a lo largo del programa, cuido mucho de que su proceso de cambio y avance sea transformador y profundo.

A la vez, hago el camino lo menos esforzado posible para él/ella. No hay tareas pesadas que hacer entre sesiones, las pocas que surgen son livianas pero de alto impacto, y las deciden ellos. 

“Les hago pensar”

Uno de los feedbacks positivos que me devuelven mis clientes con más frecuencia es que les hago pensar. 

Les hago pensar, de manera sencilla, ágil, generadora de soluciones, productiva, motivadora y empoderadora. Esto que parece tan simple, …sin serlo».

Esto, que parece tan fácil, en realidad no lo es. Requiere de un baile atento con el cliente, confrontarle en profundidad con sus propias afirmaciones. Para que ese confrontar sea rico y apetecible, lo hago sin miedo y desde el humor y el cariño; le invito a jugar a abrirse a nuevas hipótesis, nuevos creencias y modelos.

La preparación SÍ importa

En una ocasión, conversando con una colega, quise saber cuánto tiempo dedicaba ella a preparar cada sesión. Contestó, divertida: «Nada, no hace falta; es coaching». Sentí horror por su ligereza y pena por sus clientes.

Para que el cliente aproveche óptimamente cada sesión de trabajo, y a la larga su inversión total se reduzca a la mitad, es menester que el profesional prepare la sesión. Faltaría menos.

Yo, de media, dedico una media hora a preparar cada encuentro. Además de no despachar al cliente a golpe de campana si tenemos un cabo por atar entre manos. Y eso se nota: trabajamos con agilidad y fluidez. El cliente se va completo, agradecido y contento.

Y no solo preparo los encuentros de coaching, las formaciones, las sesiones de business coaching con empresarios, las mediaciones. También preparo a conciencia las sesiones de psicología. Muchos terapeutas basan sus precios -baratos solo en apariencia, pues no resisten una comparación en términos de ratio prestaciones/precio- en trabajar a destajo en sesiones cortas a ritmo de reloj, sin tiempo entre medias para preparar o reflexionar, casi ni para ir al baño. Os invito a visualizar los beneficios que ese proceder pueda tener para los clientes.

Este tipo de servicio no lo quiero para mí, así que no lo proveo. Calidad lleva a baja inversión total; lo que -a algunos les parecerá paradójico si serlo-, resulta incompatible con precios bajos unitarios.

La liga de la calidad

Mis clientes, como yo, creen en la calidad. Prefieren comprar jamón ibérico con menos frecuencia que serrano poco curado más a menudo. Le sacan más partido.

Además, comparten mis creencias y valores sobre la calidad, y sobre cuál ha de ser mi misión para con ellos. Por eso me contratan y por eso van como un tiro, porque creen en lo que yo creo. Como dice Simon Sinek:

People don’t buy what you do, they buy why you do it… The goal is not to do business with everybody who needs what you do, the goal is to do business with people who believe what you believe.»

Simon Sinek

Competencias clave

En ese creer lo que yo creo, mis clientes valoran mis competencias clave, ese qué puedo hacer por ellos y desde dónde lo hago.

Consulta la lista de competencias clave que valoran mis clientes. ¿Las valoras también tú?

La tranquilidad también importa

Cuando cito a un@ cliente, est@ sabe que, hasta transcurridas dos horas, no tengo otra cita ni urgencia. El tiempo medio que paso con el-la es hora y media (ver la sección «Duración de sesiones» más abajo) pero, como he cerrado dos horas, el cliente se asegura toda mi atención, no va a atacarme la mente de mono hacia lo que tengo que hacer inmediatamente después, ni pierdo el rimo pensando que se nos pasa la hora y falta algún fleco por cerrar.

Ocurre, pues, el efecto que bien sabía Napoleón. En los días en los que había batalla importante, su valet se aturullaba al vestirle. Napoeón le recomendaba: «Vísteme despacio, que tengo prisa». Vamos despacio, que llegaremos más lejos y antes.

DURACIÓN DE LOS PROCESOS

El baile con el cliente ha de macerarse despacio y sin prisa y, a la vez, con agilidad y ligereza. Siguiéndole el ritmo siempre, aunque sin permitir que “se duerma en los laureles”.

Como el contenido es del cliente, y el ritmo que le quiere o puede imprimir es también suyo, es desaconsejable predeterminar la duración de los procesos si la meta final es un resultado realmente transformador y duradero en el tiempo. 

Como mera orientación, podemos avanzar que no recomendamos programas inferiores a cuatro reuniones, tanto en desarrollo personal como profesional.

duración de proceso duración de sesiones

En psicología y desarrollo personal, al ser cuestiones más enraizadas, la media de encuentros hasta una satisfacoria resolución suele estar en torno a las catorce.

Por el contrario, en cuestiones más puramente profesionales como puedan ser el entrenamiento en liderazgo o hablar en público, la duración de los programas suele ser inferior.

Por supuesto, un cliente puede acotar a priori su compromiso a una determinada duración del programa; juntos trabajaremos para que en ese tiempo se lleve el máximo posible de la experiencia.

Estandarizamos y paquetizamos la duración y contenido de los programas empresariales a los deseos de la compañía. 

Los servicios de counseling es fácil delimitarlos a una o dos sesiones, porque su temática es muy concreta (revisión del CV, una toma de decisión puntual, los primeros 100 días en un puesto de trabajo,…).

DURACIÓN DE LAS SESIONES ¡PRÉMIUM!

Como digo, el método viene dictado por lo que funciona mejor. 

En el caso de los servicios que proveo, la duración más adecuadas es hora y media, 90 minutos. Duraciones más cortas supone tirar el tiempo y el dinero, pues a una buena conversación de desarrollo le ocurre lo que a un buen estofado: está realmente sabroso, jugoso y tierno si lo ponemos al fuego el tiempo suficiente.

En sesiones más cortas, el/la cliente no tiene tiempo de desarrollar hasta el punto de ebullición la línea de pensamiento que trae. El punto de ebullición es aquel en el que es fácil apalancarse para pegar un gran salto. Si hay menos tiempo el salto es pequeño, el cliente se va con sensación de algo inacabado y con menos herramientas de las que necesita para avanzar en su transformación.

Sesiones cortas generan en el cliente frustración e inquietud innecesarias. Hasta síndrome de abstinencia ante lo inacabado. Además, provocan artificialmente que el proceso total se alargue, aumentando la inversión. Lucho activamente contra esto, porque cuando yo soy cliente, para mí quiero máximas eficacia y optimización. Por eso ofrezco tenazmente lo mismo a mis clientes.

…PERO PUEDES ELEGIR DURACIÓN ESTÁNDAR

La mayoría de gabinetes de Psicología, y algunos de los de coaching, ofrecen sesiones de unos 50 minutos. Es a lo que el público está acostumbrado y, por eso, es lo que compra mayoritariamente… incluso si es peor para él.

Por ello, también nos adaptamos a la preferencia inicial de nuestros clientes, y os damos a elegir entre servicio estándar (el que ofrece todo el mundo) y el prémium (de mayor duración por sesión pero inferior en número de sesiones totales y en inversión). ¿Nuestra experiencia? Aquel cliente que elige comenzar por servicio estándar, pide enseguida pasar al servicio prémium, porque avanza más, más rápido y mejor, le dedica menos tiempo y, al final del día, es más barato.

HERRAMIENTAS

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El éxito de una intervención con personas, sea en el plano personal o en el profesional, reside en utilizar muchas y variadas herramientas y orientaciones.

Hay que beber, por supuesto, de la Psicología y de las especificidades del coaching. Pero también de la Filosofía, Sociología, Antropología, Estrategia empresarial, métodos de toma de decisiones, liderazgo y gestión de personas, estrategias de comunicación, de gestión del tiempo… Como dicen los anglosajones, «you name it».

Estudiar todos los dias algo de disciplinas propias y afines, es fundamental para mantener la frescura y agilidad en la intervención.

Por ejemplo, específicamente en el campo de la Psicología, me apalanco en varios enfoques, algunos de ellos de tercera generación. Unas veces enmarcan la intervención simultáneamente, y otras lo hacen secuencialmente, en función de la necesidad:

Psicología cognitivo-conductual, Psicología Humanista, Terapia racional-emotiva de Ellis, Psicología Positiva y Psicología Constructivista son los enfoques principales.

Los complemento con terapia breve estratégica, sistémica, EMDR o Hipnosis clínica.

Y sin olvidar la meditación zen para lograr mindfulness (atención plena).


¿QUÉ RESALTAN MIS CLIENTES SOBRE ESTA MANERA DE TRABAJAR Y LOS RESULTADOS

“El cambio contigo es muy fácil y natural”.

“Inspiras gran confianza desde el principio”.

“Transmites credibilidad, de que sabes de lo que hablas”.

“Posees una habilidad extraordinaria para dar respuesta valiosa al cliente en tiempo real”.

“Analizas y sintetizas de manera provechosa grandes cantidades de información”.

Conviertes toda la información que te doy en conclusiones y estrategias sencillas de fácil aplicación”.

“Me has hecho pensar como nunca lo había hecho”.

“He pensado más en dos horas contigo que en dos años que llevo yo solo pensando sobre esto”.

“Me ayudas a moverme a un punto más positivo. Con ello, el problema se reduce, se hace más llevadero, puedes entrar y salir”.

«Tienes muy buena cabeza: estructurada, sensata, y a la vez creativa e inspiradora».

“Me energizas hacia la acción.

Me llevo muchísimo”.

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