Considera a tu proveedor como miembro de tu tribu
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Imagen: www.zazzle.es |
Eso, para la corta mirada del nuestra especie, fue hace mucho tiempo, pero para la evolución fue ayer o hace un momento. Al verlo muy lejano y sentirnos más a salvo en nuestros pisos de cemento que en la tundra o en las cuevas del pasado, nos creemos con libertad para actuar de otra manera, más individualista y menos enfocada en el otro, y en muchas ocasiones así lo hacemos, contraviniendo nuestra herencia filogenética.
“Arrieritos somos, y en camino nos encontraremos” es el proverbio que resume la prédica de “estate a bien con el congénere que te encuentres, que no sabes cuándo lo vas a necesitar”. Es curioso que algunos le hayan añadido al significado un tinte vengativo, de “espérate, que esta que me has hecho (o la ayuda que no me has prestado) te la haré pagar en cuanto me vuelva a cruzar contigo”.
“La constante presencia de desconocidos alrededor nos agota porque desborda nuestra natural inclinación, que compartimos con los animales, a investigar a otros seres que nos rodean antes de decidir si son amigables u hostiles. La imposibilidad de hacer eso con la pléyade de extraños con quienes nos vemos forzados involuntariamente a compartir espacio y/o a interaccionar, nos lleva a sentir una rabia soterrada, a considerar a otros seres humanos como una molestia”.
A donde apunto hoy trayendo a Morris y a Russell a colación, es al hecho de que muchas personas, cuando se calan su gorra de clientes, transgreden la norma tribal y olvidan tratar a los proveedores como miembros de su misma clase. Los despersonalizan, los consideran de otra tribu, por lo que dejan de sentirse obligados a tener con ellos los mismos miramientos que tienen para con personas que sí consideran de su grupo.
Esta rápida y limpia acción del sí o el no reduce la incertidumbre de quien ofrece, y le da una pauta para, bien seguir avanzando en esa venta, bien recomponer sus energías y marchar silbando hacia un nuevo potencial cliente.
Primero, porque le ayuda a no perder el tiempo.
Segundo, porque preparar una propuesta de servicios, sobre todo cuando son a medida, es algo largo y costoso en tiempo, esfuerzo y dinero, es una inversión en toda regla. Qué menos que reconocer el esfuerzo hecho, y con un mero “me he leído tu propuesta y no es lo que necesito” se reconoce, no hace falta más.
Mi sabia abuela materna decía que “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”; el acto más despreciativo que podéis tener para con alguien es el silencio.
Lo absurdo habría sido tener al lacayo de turno en el patio sin informarle de si habría respuesta o no; el pobre hombre –o mujer- se habría quedado esperando un rato, quizás horas, torrándose si hubiera sol, mojándose si lloviera, pasando frío si lo hiciera. Finalmente, agotado, hastiado e inquieto por no poder llevar un mensaje concreto a su señor o señora, habría vuelto cabizbajo a casa.
Esto es un mito a descartar. Los auténticos vendedores saben que no es así. El vendedor sabe que el valor de algo no es universal, que tu producto se necesita a veces sí y a veces no, que se puede/quiere pagar a veces sí y a veces no, y que tu valor como persona no se ve menoscabado porque te digan que no a tu propuesta.
Incluso aquellos vendedores menos optimistas, aquellos que se ven afectados por las negativas, os dirán también que lo que más les intranquiliza no es el rechazo sino la falta de respuesta, el silencio sonoro.
Es ese cristiano “tal como queremos que nos traten a nosotros”.La religión suele incorporar discursos de colaboración que ya estaban en la mente de las comunidades; aunque no los inventa, sí coge el testigo de fomentar la cooperación porque la sabe buena para la humanidad.
Para mí, el altruismo, otra palabra para llamar a la cooperación, es una filosofía de fomento sistémico del bienestar, de circularidad, de “haz bien y no mires a quien… porque ese u otra persona te harán bien a ti”.
Productos o servicios que son sus mejores tesoros, esos de los que están tan orgullosos que quieren que todos se beneficien de ellos. Dadles una respuesta clara: un sí, o un no, o un así no, o un ahora no, y dejadlos marchar silbando hacia su próximo destino.
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Maite Inglés es Coach Profesional desde 2006, en coaching personal, de ejecutivos, equipos y negocios. También ejerce el coaching terapéutico apoyándose en EMDR e Hipnosis. Acreditada PCC por ICF. Mentora de ejecutivos y negocios, y Mediadoraen conflictos civiles, mercantiles, organizacionales (intra e inter) y familiares. Economista, MBA y DEA doctoral en gestión de emociones, resiliencia y Psicología Positiva. Trabaja en español, inglés e italiano.
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